sábado, 15 de noviembre de 2014

Tengo Ganas de Ti



Título: Tengo ganas de ti
Autor: Federico Moccia
Año de publicación: 2010 (2009)
Género: Novela, romántica, juvenil
Editorial: Booket
Páginas: 496
PVP: 9.95
ISBN: 9788408093978

Oh, Federico Moccia... ese hombre que sin mucho esfuerzo es capaz de revolucionar los estrógenos de medio mundo. Ese hombre que preferiría morir de siete formas distintas antes que ver una de sus novelas relegadas a la indiferencia más absoluta. Pues bien, aprovechando que me "obligaron" a ver la película basada en su exitoso debut literario y que ya había leído algunas de sus otras novelas, quedando bastante satisfecho además, decidí sumergirme entre las páginas de A tres metros sobre el cielo. El resultado, una lectura simplona, pero esencialmente entretenida, lo suficiente como para querer leer también su continuación, Tengo ganas de ti. ERROR. Y ahora, sin más preámbulos, me dispongo a expresar sin ninguna clase de censura ni tapujos la profunda y más que justificada frustración que siento tras la lectura de este libro. Absteneos estómagos sensibles.

Sinopsis

Tras pasar dos años en Nueva York, Step regresa a Roma. El recuerdo de Babi lo ha acompañado todo este tiempo, pero pronto se da cuenta de que las cosas han cambiado y de que deberá reconstruir su vida en Italia: hacer nuevos amigos, conseguir un empleo, empezar una nueva etapa... Cuando conoce a Gin, una chica alegre y preciosa, cree que podrá volver a enamorarse. Pero no es fácil olvidar a Babi, y cuando, por casualidad, tropieza con ella, siente que su mundo se tambalea. ¿Es posible revivir la magia del primer amor?

Opinión

Después del bochornoso final de A tres metros sobre el cielo, pocas cosas buenas me podía esperar de su continuación. Pero me habían dicho de esta segunda parte que la historia mejora, que se introducen personajes nuevos y menos irritantes, que se lee muy rápido y otra larga lista de argumentos parecidos que visto lo visto, poco o nada tienen que ver con el concepto que yo tengo de una buena novela. Es posible que el motivo principal por el cual siento una desesperación tan extrema al hablar de este libro sea el querer continuar con una trama que a pesar de ser resultona, amena y que mejoraba bastante respecto a mis nulas expectativas, no me llenó en absoluto. Sin embargo, ahí andaba el libro rondando por casa ajena y ante la falta de mejores cosas que hacer, decidí agenciármelo de forma descarada.
     La historia de Tengo ganas de ti nos traslada dos años después de que Babi y Step terminaran de mala manera su inexistente relación amorosa, con una Babi desaparecida en combate y un Step que huye a Nueva York con la intención de olvidar su pasado y relamerse sus heridas emocionales en compañía de chicas fáciles, inmerso en una serie de escarceos esporádicos que difícilmente podrían conducirle a algún sitio beneficioso. La vuelta a Roma supone el reencuentro con su hermano Paolo, que por fin parece haber encontrado el amor, su padre, del que tampoco se sabe demasiado, y su madre, con la que aún no puede mantener contacto sin reprocharle sus errores de antaño, pero además, significará una oportunidad perfecta para rehacer su vida, sus viejas amistades y su intachable reputación de macho alfa.


"Antes o después las cosas que has dejado atrás te alcanzan. Y las cosas más estúpidas, cuando estás enamorado, las recuerdas como las más bonitas."

Aunque la novela parece desarrollarse única y exclusivamente desde el inenarrable punto de vista de Step, Federico Moccia va intercalando una serie de capítulos infumables con aquello que más le gusta hacer en sus novelas: rellenar páginas con multitud de historias secundarias que no conducen a ningún sitio, no despiertan el más mínimo interés y que encima no aportan prácticamente nada a una trama principal ya de por sí bastante soporífera. Junta todo ello y obtendrás una maravillosa oda al aburrimiento. Y justo cuando mi obstinación lectora estuvo a punto de verse superada por tanta banalidad reunida en un solo libro, aparece la única cosa que puede destacarse de la novela: Gin, un personaje descarado, ingenioso, despierto y que añade un toque de color a una historia cuya salvación no parece posible. Así pues, a partir de ese momento la cosa mejora de manera notable y Federico Moccia recupera lo que todos creíamos que era la esencia de sus novelas: el amor.

       Un amor que, poco a poco, va degenerando en una incomprensible obscenidad que resulta chocante si la comparamos con la candidez y la delicadeza de la que hacía gala el escritor italiano en otros de sus libros cuando quería tocar el tema sexual. Si en A tres metros sobre el cielo teníamos a una protagonista a la que le costaba un sufrimiento quitarse las bragas, en Tengo ganas de ti predominan de forma desmesurada el coito en todas sus combinaciones posibles, embarazos no deseados, maltratos, infidelidades,rave parties aderezadas con una alta dosis de orgía y drogas, hombres que hablan con su pene, violadores y personas incapaces de controlar su inagotable apetito sexual, cosa que me escandaliza por el único motivo de estar completamente injustificadas.

"Aunque hay que reconocer que la verdad sobre el amor se demuestra con el tiempo. Al principio todo parece agradable. Después, cuando la historia arranca, lo que parecía agradable puede volverse bonito, incluso eternamente bonito... Pero la mayoría de las veces degenera y acaba siendo un espanto."



Si todo este cocktail de testosterona te sabe a poco, siempre puedes analizar el argumento de la novela y darte cuenta de que es completamente insípido, insustancial e innecesario a más no poder. La visión que ofrece este libro sobre el amor y las relaciones de pareja me parecido tremendamente destructiva, machista y retrógrada, por no hablar de ese final surrealista que se ha sacado el autor de la manga. En definitiva, para lo que cuenta Moccia en la novela, se podría haber ahorrado el esfuerzo de este segundo libro (aunque no haya sido mucho), que lejos de perfeccionar los fallos que le vi a la primera novela, como por ejemplo el ritmo irregular, la narración entrecortada por innumerables arcos secundarios que estorban, la microscópica profundidad de sus personajes y otras cosas por el estilo que cualquier persona decente consideraría importantes, los empeora y camufla bajo una capa de alto contenido "erótico" que no proporciona nada más queuna sensación constante de horror primigenio. Lo único bueno de Tengo ganas de ti es que después de 500 páginas más largas que un día sin pan, se acaba, y si he conseguido terminar el libro ha sido únicamente porque los milagros existen o porque me intrigaba saber dónde había puesto Federico Moccia el límite de absurdez en esta novela (muy lejos, creedme). Y ahora que por fin he descargado mi más sincera opinión sobre Tengo ganas de ti, solo me queda una cosa más que añadir: existen métodos de tortura mucho más placenteros que esta ridícula obra.





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